viernes, 16 de noviembre de 2012

El otoño y sus frutos



En estos tiempos otoñales, en los que el recuerdo nos trae la afición o la necesidad, dependiendo de las circunstancias, de volvernos recolectores de setas, aprovecharé para hacer un símil que viene al caso de las circunstancias socioeconómicas por las que navegamos con no poca incertidumbre.
Las sociedades humanas son como el micelio de los hongos, se extiende y puebla aquellos lugares en los que el alimento, la energía y el medio lo permiten, desarrollándose con una mayor o menor eficacia. Puesto que todos los factores son circunstanciales a la calidad de las especies y al mayor o menor desarrollo, lo que tenemos al final es una colonización con  unas cualidades específicas. Pues bien, la fructificación, cuya función es netamente reproductiva, cuando esta se produce, no es sino la consecuencia del  micelio que subyace y lleva intrínseca su cualidad.
En los tiempos que corren y con la que nos está cayendo encima en este otoño, a menudo escucho a la gente hablar de que políticos, banqueros y otros miembros con poder y control social son los responsables (o irresponsables) de la situación que vivimos, y lo indican como si fuera una casta o grupo claramente separado del resto, como una especie de depredadores que nos acosan y pastorean nuestras vidas. Más debo confesar que a veces no  comprendo bien este punto de vista. Nuestra sociedad, o sea, todos y cada uno de nosotros, somos el micelio que puebla un lugar y tiempo, y como tal nos desarrollamos y crecemos, y  nuestras fructificaciones son el reflejo de nuestra  cualidad y las individualidades no son sino de la misma naturaleza que el micelio que los produce.
No hay nada raro en nuestros estamentos de poder, si no nos gustan, es simplemente porque en ellos nos vemos reflejados a nosotros mismos, nuestras miserias y sueños pobres, nuestra falta de civismo y ética. Ellos son, en el fondo, lo que potencialmente somos todos en esta sociedad, el fruto del subdesarrollo de nuestra cultura social. Cambiemos el micelio y cambiaremos sus frutos.


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