lunes, 4 de noviembre de 2013

La Cucaña de la Libertad






Me sorprende gratamente comprobar de qué modo algunas estructuras de pensamiento están vigentes por el simple hecho de perseguir y, sin duda, conseguir expresar verdades sencillas, esas que se encuentran desde siempre en el corazón de los hombres y que evitan constantemente ser sofocadas por axiomas o conceptualizaciones subrepticias. José María Cabodevilla escribía en 1977, hace más de treinta y cinco años, un tratado sobre la libertad cuyos postulados parece que se adelantaron a su tiempo, describiendo hechos y circunstancias que podemos percibir dentro de una tecnocracia cada vez más globalizada. La Cucaña de la Libertad narra la recurrencia de las aspiraciones del ser humano por describir y manifestar esas ansías que nunca llegan  pero cuya pugna por conseguir el equilibrio necesario entre la individualidad y la colectividad le conducen a crear sistemas políticos y sociales con los que poder establecerse por encima de cualquier totalitarismo, experimentando la eterna polaridad entre la ambición personal y el bien colectivo.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Adiós al transporte público





A veces da la sensación que existe oportunismo social al comprobar cómo en núcleos residenciales con políticas presupuestarias homogéneas y sin grandes dispendios aparecen, como por arte de magia, decisiones salomónicas derivadas de la crisis. Por ello, cabe sospechar, sin pruebas que lo soporten, que algunos recortes obedecen simplemente a la sencillez de actuar en estos tiempos, algo que hace dos o tres años era impensable. Y si no, ¿cómo se explica esta teoría de las proporciones inversas que, como en una matemática perversa, cuanto más se suben los impuestos más se reducen las prestaciones sociales?. La última decisión, que sin duda obedecerá a razones de peso, es la de suprimir el más que raquítico servicio de transporte público de las urbanizaciones con el núcleo urbano de Valdemorillo, dejando a vecinos, principalmente gente mayor y adolescentes, a expensas de la caridad de los vecinos.
De nuevo  nuestra clase política demuestra oportunismo, falta de imaginación y prioridades en el gasto y la inversión que socaban el estado del bienestar y las necesidades más básicas de sus ciudadanos, entre los que se encuentran, además, sus votantes, dando muestras de que la tan anunciada con toda presunción como “generación JASP”  del partido en el gobierno (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) era una quimera, demostrando que les falta madurez e iniciativas, y es que es más sencillo gobernar cuando el dinero entra y sale con fluidez y las líneas de crédito funcionan de maravilla.
Y mientras, el Consorcio Regional de Transportes hace agua, agobiado hasta la extenuación por las faraónicas obras de infraestructura de las grandes líneas de transporte, en las que Metro se lleva la palma, con líneas ruinosas construidas para darle al ciudadano lo que pedía , aunque no estuviera a la altura del bolsillo de los madrileños, en este sentido, quién no recuerda a la tuneladora y los arrogantes anuncios que nos decían en televisión que teníamos el mejor metro del mundo.
Pues ahora ya no tenemos nada, ni una carretera digna, ni una línea de transporte, ni alumbrado público en condiciones. Los vecinos de mi urbanización se conformarán con seguir siendo honrados ciudadanos que paguen sus impuestos (cada vez mayores) y mantengan con sus fondos comunitarios la infraestructura de la comunidad en la que habitan. Pero no se consuela el que no quiere, y pienso que siempre nos quedará salir a la carretera y hacer autostop, porque nada funciona mejor en épocas de miseria que la caridad del prójimo.

Adiós, autobús público.
 

¿Cómo hemos derrochado en transporte?

jueves, 17 de octubre de 2013

Goethe y el poder de la imaginación


 "Mientras no nos comprometamos, todo es vacilación, duda y posibilidad de retroceso. Hay una verdad elemental, en lo que concierne a los actos de iniciativa y creatividad, cuya ignorancia acaba con las ideas y los planes más espléndidos, y es que cuanto mayor es nuestro compromiso, más pasos adelante da la providencia en la misma dirección. Entonces todo parece constelarse para ayudarnos. Es como si nuestra decisión provocase ocasiones, encuentros imprevistos y apoyos materiales a nuestro favor con los que antes no hubiéramos jamás soñado. Empieza, pues, aquello que crees o que sueñas que puedes hacer. La audacia tiene genio, poder y magia"

Estas palabras de Goethe quizás sigan tan vigentes como el día en que se enunciaron, especialmente en los momentos en los que la oscuridad de un futuro incierto se cierne sobre nosotros. Probablemente haya llegado un tiempo en el que los actos de voluntad unidos a la imaginación sean la clave esencial para crear un futuro distinto, para encontrar la salida a este galimatías en el que nos hemos metido. Y es que nunca se sabe en qué lugar resurgirá el ave fenix.




Dejo aquí este video, es todo un clásico que muchos conoceréis, muy entrañable para poner el punto 
final a las palabras del escritor ... 







lunes, 10 de junio de 2013

Sociedad Procrastinada



Al igual que el sueño de la razón podríamos hablar de toda sociedad y de toda cultura  a lo largo de la historia de la humanidad, aunque quizás, el tamaño, forma y daño de esos monstruos sea proporcional a  la suma de sus individuos sanos. Algo anómalo ocurre en esta sociedad occidental, bajo esta era de la comunicación instantánea en la que Internet se ha convertido en un medio y un fin en el que todo se mueve y sobre el que se retroalimentan conceptos, ideas y valores construyendo un substrato peligrosamente intoxicado a través del cual las nuevas generaciones desarrollan sus principios y sus bases de pensamiento.
Sin duda, a golpe de click, bajo la volatilidad de la idea que no se afianza del todo, y de la tarea que no se sabe o no se quiere concluir, se va hilvanando una nueva sociedad en la que lo más sencillo se pone en funcionamiento dejando de lado lo importante, como una tarea recurrentemente procrastinada por su dificultad o por la ansiedad colectiva que produce.
Nada hay peor que ver cómo nuestros responsables políticos, sociales, económicos e intelectuales, esto es, aquellos que de un modo u otro tienen un determinado poder de influencia en las vidas y el futuro de todos, navegan cada vez más en las aguas de la más infame frivolidad, reinventando conceptos vanos y olvidando la sagrada tarea de educar y de ser elementos transmisores de una identidad cultural que dé garantía de continuidad a las futuras generaciones. Y mientras, bajo esta incertidumbre, mientras todos dejamos lo esencial y nos esforzamos por lo innecesario, un nuevo monstruo crece, y su voracidad no tendrá fin.



jueves, 24 de enero de 2013

Un terreno desconocido



Las sociedades, las culturas, las civilizaciones, en definitiva, los grupos sociales, envejecen , y lo hacen del mismo modo que las personas, a su imagen y semejanza. Nacen, crecen, se reproducen y mueren cuando han dado de sí todo lo que son capaces de dar. Quizás el síntoma más evidente del envejecimiento de una cultura sea precisamente el conservadurismo, derivado del deseo de que nada cambie, de que las ideas y principios perduren en una especie de vegetativo tedio, en el que el pensamiento y el comportamiento social se vuelven predictibles.

Contra ese estado se revelan, de manera constante, las tendencias de las nuevas generaciones, intentando romper el equilibrio impuesto desde los rancios órganos de poder, se encuentre donde se encuentre.

En una sociedad sana y eficaz debería forzosamente ponerse en los dos lados de la balanza, y a partes iguales, un respeto por la tradición, por sus mayores, por su historia y sus costumbres, pero en el otro lado tendría que colocarse un rotundo sí al impulso que las nuevas semillas de las ideas nacientes e innovadoras ofrecen, y que no son sino los retoños de un nuevo sistema que quiere brotar, la renovación del ecosistema social.

Demos la bienvenida en estos tiempos a la imaginación y aceptemos renovar este sistema, antes de que fallezca de pura vejez y decrepitud.