Me sorprende gratamente comprobar de qué modo algunas estructuras
de pensamiento están vigentes por el simple hecho de perseguir y, sin duda,
conseguir expresar verdades sencillas, esas que se encuentran desde siempre en
el corazón de los hombres y que evitan constantemente ser sofocadas por axiomas
o conceptualizaciones subrepticias. José María Cabodevilla escribía en 1977,
hace más de treinta y cinco años, un tratado sobre la libertad cuyos postulados
parece que se adelantaron a su tiempo, describiendo hechos y circunstancias que
podemos percibir dentro de una tecnocracia cada vez más globalizada. La Cucaña de
la Libertad narra la recurrencia de las aspiraciones del ser humano por
describir y manifestar esas ansías que nunca llegan pero cuya pugna por conseguir el equilibrio
necesario entre la individualidad y la colectividad le conducen a crear
sistemas políticos y sociales con los que poder establecerse por encima de cualquier
totalitarismo, experimentando la eterna polaridad entre la ambición personal y el bien colectivo.
lunes, 4 de noviembre de 2013
miércoles, 30 de octubre de 2013
Adiós al transporte público
A veces da la sensación que existe oportunismo social al comprobar
cómo en núcleos residenciales con políticas presupuestarias homogéneas y sin
grandes dispendios aparecen, como por arte de magia, decisiones salomónicas
derivadas de la crisis. Por ello, cabe sospechar, sin pruebas que lo soporten,
que algunos recortes obedecen simplemente a la sencillez de actuar en estos
tiempos, algo que hace dos o tres años era impensable. Y si no, ¿cómo se
explica esta teoría de las proporciones inversas que, como en una matemática perversa,
cuanto más se suben los impuestos más se reducen las prestaciones sociales?. La
última decisión, que sin duda obedecerá a razones de peso, es la de suprimir el
más que raquítico servicio de transporte público de las urbanizaciones con el
núcleo urbano de Valdemorillo, dejando a vecinos, principalmente gente mayor y
adolescentes, a expensas de la caridad de los vecinos.
De nuevo nuestra
clase política demuestra oportunismo, falta de imaginación y prioridades en el
gasto y la inversión que socaban el estado del bienestar y las necesidades más
básicas de sus ciudadanos, entre los que se encuentran, además, sus votantes,
dando muestras de que la tan anunciada con toda presunción como “generación JASP” del partido en el gobierno (Jóvenes Aunque
Sobradamente Preparados) era una quimera, demostrando que les falta madurez e
iniciativas, y es que es más sencillo gobernar cuando el dinero entra y sale con fluidez y
las líneas de crédito funcionan de maravilla.
Y mientras, el Consorcio Regional de Transportes hace agua,
agobiado hasta la extenuación por las faraónicas obras de infraestructura de
las grandes líneas de transporte, en las que Metro se lleva la palma, con
líneas ruinosas construidas para darle al ciudadano lo que pedía , aunque no
estuviera a la altura del bolsillo de los madrileños, en este sentido, quién no
recuerda a la tuneladora y los arrogantes anuncios que nos decían en televisión
que teníamos el mejor metro del mundo.
Pues ahora ya no tenemos nada, ni una carretera digna, ni
una línea de transporte, ni alumbrado público en condiciones. Los vecinos de mi
urbanización se conformarán con seguir siendo honrados ciudadanos que paguen
sus impuestos (cada vez mayores) y mantengan con sus fondos comunitarios la
infraestructura de la comunidad en la que habitan. Pero no se consuela el que no quiere, y pienso
que siempre nos quedará salir a la carretera y hacer autostop, porque nada
funciona mejor en épocas de miseria que la caridad del prójimo.
Adiós, autobús público.
¿Cómo hemos derrochado en transporte?
jueves, 17 de octubre de 2013
Goethe y el poder de la imaginación
"Mientras no nos comprometamos, todo es vacilación, duda y posibilidad de retroceso. Hay una verdad elemental, en lo que concierne a los actos de iniciativa y creatividad, cuya ignorancia acaba con las ideas y los planes más espléndidos, y es que cuanto mayor es nuestro compromiso, más pasos adelante da la providencia en la misma dirección. Entonces todo parece constelarse para ayudarnos. Es como si nuestra decisión provocase ocasiones, encuentros imprevistos y apoyos materiales a nuestro favor con los que antes no hubiéramos jamás soñado. Empieza, pues, aquello que crees o que sueñas que puedes hacer. La audacia tiene genio, poder y magia"
Estas palabras de Goethe quizás sigan tan vigentes como el día en que se enunciaron, especialmente en los momentos en los que la oscuridad de un futuro incierto se cierne sobre nosotros. Probablemente haya llegado un tiempo en el que los actos de voluntad unidos a la imaginación sean la clave esencial para crear un futuro distinto, para encontrar la salida a este galimatías en el que nos hemos metido. Y es que nunca se sabe en qué lugar resurgirá el ave fenix.
Dejo aquí este video, es todo un clásico que muchos conoceréis, muy entrañable para poner el punto
final a las palabras del escritor ...
lunes, 10 de junio de 2013
Sociedad Procrastinada
Al igual que el sueño de la razón podríamos hablar de toda
sociedad y de toda cultura a lo largo de
la historia de la humanidad, aunque quizás, el tamaño, forma y daño de esos monstruos
sea proporcional a la suma de sus individuos
sanos. Algo anómalo ocurre en esta sociedad occidental, bajo esta era de la
comunicación instantánea en la que Internet se ha convertido en un medio y un
fin en el que todo se mueve y sobre el que se retroalimentan conceptos, ideas y
valores construyendo un substrato peligrosamente intoxicado a través del cual
las nuevas generaciones desarrollan sus principios y sus bases de pensamiento.
Sin duda, a golpe de click, bajo la volatilidad de la idea
que no se afianza del todo, y de la tarea que no se sabe o no se quiere
concluir, se va hilvanando una nueva sociedad en la que lo más sencillo se pone
en funcionamiento dejando de lado lo importante, como una tarea recurrentemente
procrastinada por su dificultad o por la ansiedad colectiva que produce.
Nada hay peor que ver cómo nuestros responsables políticos,
sociales, económicos e intelectuales, esto es, aquellos que de un modo u otro
tienen un determinado poder de influencia en las vidas y el futuro de todos,
navegan cada vez más en las aguas de la más infame frivolidad, reinventando
conceptos vanos y olvidando la sagrada tarea de educar y de ser elementos
transmisores de una identidad cultural que dé garantía de continuidad a las
futuras generaciones. Y mientras, bajo esta incertidumbre, mientras todos
dejamos lo esencial y nos esforzamos por lo innecesario, un nuevo monstruo
crece, y su voracidad no tendrá fin.
jueves, 24 de enero de 2013
Un terreno desconocido
Las
sociedades, las culturas, las civilizaciones, en definitiva, los grupos sociales,
envejecen , y lo hacen del mismo modo que las personas, a su imagen y
semejanza. Nacen, crecen, se reproducen y mueren cuando han dado de sí todo lo
que son capaces de dar. Quizás el síntoma más evidente del envejecimiento de
una cultura sea precisamente el conservadurismo, derivado del deseo de que nada
cambie, de que las ideas y principios perduren en una especie de vegetativo
tedio, en el que el pensamiento y el comportamiento social se vuelven
predictibles.
Contra
ese estado se revelan, de manera constante, las tendencias de las nuevas
generaciones, intentando romper el equilibrio impuesto desde los rancios
órganos de poder, se encuentre donde se encuentre.
En una
sociedad sana y eficaz debería forzosamente ponerse en los dos lados de la
balanza, y a partes iguales, un respeto por la tradición, por sus mayores, por
su historia y sus costumbres, pero en el otro lado tendría que colocarse un
rotundo sí al impulso que las nuevas semillas de las ideas nacientes e
innovadoras ofrecen, y que no son sino los retoños de un nuevo sistema que quiere
brotar, la renovación del ecosistema social.
Demos
la bienvenida en estos tiempos a la imaginación y aceptemos renovar este
sistema, antes de que fallezca de pura vejez y decrepitud.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)