A veces un zarpazo inesperado nos deja sin respiración,con las entrañas abiertas y teniendo que soportar, entre humillaciones, cómo nuestro paisaje social se desdibuja de la noche a la mañana por las decisiones de una justicia que no mira ni corazones ni intenciones, sino leyes a aplicar a ojos cerrados, en un sueño monstruoso de una razón sin fundamento.
Yo tenía un vecino, de esa clase poco habitual de personas que nunca molestan pero siempre ayudan, que nada piden pero siempre ofrecen, que comparten sin medida, tan generoso, que siempre sientes una deuda de gratitud hacia él.
Me pregunto qué mísero corazón y qué mezquina voluntad ha provocado este desarraigo forzoso y con qué derecho se le separa a un hombre de su hijo y de su hogar.
Hemos perdido algo más que un vecino, ahora tenemos algo menos de fundamento, de razón y de conciencia para vivir en comunidad, pues nos falta justamente la parte que tú nos regalabas con tu presencia.
Esperamos verte pronto Luismi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario