A menudo podemos contemplar en la naturaleza cómo unas condiciones especiales en una zona extrema producen un nicho de vida, la cual se desarrolla hasta el límite de sus posibilidades. Estas colonias de seres utilizan ese calor, luz o la energía específica del lugar para reproducirse y ocupar ese espacio óptimo para su vida. Finalmente, cuando la energía mengua o desaparece, la colonia de vida lo hace a la misma velocidad.
No podemos negar que los seres humanos somos uno de esos nichos, y que al amparo del petróleo hemos ocupado un ecosistema muy amplio, que abarca el planeta, incluso en sus más remotas y sensibles zonas. Pero podría llegar un momento, quizás no tan lejano, en que estos hijos de la energía decrezcan con la misma velocidad que la indisponibilidad de recursos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario